Ricardo Suárez-. Bienvenidos a una edición más de "Marcando el tiempo", aquí en VAV Radio. Os saluda Ricardo Suárez y en esta edición vamos a tener a dos invitados especiales que nos van a hablar de relojería desde dos puntos de vista que podríamos considerar casi como "opuestos". Nuestro colaborador habitual, Mateo Salazar, con el que solemos hablar de relojería clásica podríamos decir, ¿no? Muy buenas Mateo, bienvenido.
Mateo Salazar-. Hola, buenas. Sí, relojería tradicional; a mí me gusta más el término de relojería tradicional que clásica, porque la tradición relojera se remonta a muchos siglos atrás, sin tener que irnos a los relojes solares ya los árabes eran expertos en mediciones astronómicas, y podríamos considerar que la medición astronómica, la medición del paso del tiempo, y de las estaciones, fue la génesis de lo que hoy conocemos como relojería, que tanto nos esclaviza y que mide nuestro devenir segundo a segundo, gracias a los relojes atómicos, los cuales tienen la capacidad de controlarnos incluso más allá de la milésima de segundo. No hay que olvidar que antes las carreras y competiciones se establecían con marcas por segundos, y ahora las carreras son de milésimas de segundo. Y todo esto forma parte del control atroz y férreo del tiempo, del tiempo en nuestras vidas, y un testigo de todo ello es el reloj que llevamos en nuestras muñecas.
Ricardo Suárez-. Y nos acompaña también Byron Smith, que es colaborador de espacios de todo tipo relacionados con relojería de cuarzo, el cual es un placer tenerlo aquí para esta interesante charla sobre las dos formas principales de relojería, la mecánica y la electrónica. Muy buenas, Byron Smith, bienvenido.
Byron Smith-. Hola, muchas gracias por haberme invitado.
Ricardo Suárez-. Quería empezar contigo, Byron Smith... Habitualmente sueles hablar de Casio, entre la relojería de cuarzo de la que sueles tratar esta marca se destaca bastante. Casio es una de las grandes firmas de relojería a nivel global, no solamente por ventas sino por modelos, y curiosamente no es una firma de relojería tradicional. Si miramos las listas de los principales fabricantes de relojes vemos una rareza entre los primeros puestos, que es Casio vendiendo cuarzos. ¿Cuándo será la Casio "vendedora de mecánicos"?
Byron Smith-. Esa es la gran pregunta: ¿cuándo estará Casio vendiendo relojes mecánicos? Pues espero que a no tardar, pero creo que tardará muchísimo. Tardará mucho porque no hay en Casio una idea clara de cómo hacerlo. Los directivos de Casio dicen que ellos siempre fueron una firma de tecnología digital, y sin embargo vemos que cada vez son más raros en su catálogo los digitales, lo cual es irónico. Y dicen que por eso mismo no les va mucho la relojería mecánica, y sin embargo siempre están utilizando movimientos de marcas de mecánicos, como son Miyota, y últimamente incluso de Epson, es decir, de Seiko. Por ello llevan el corazón de relojerías mecánicas, porque la historia de Seiko y Citizen es mecánica, y ellos reniegan de esto.
Pero bueno, eso es "de cara a la galería", de puertas hacia afuera. Interiormente sabemos, y además está comprobado e incluso lo han dicho, que en su día estudiaron pasarse a la relojería mecánica, y no porque no fueran una marca de relojería tecnológica, sino que no lo hicieron porque se dieron cuenta que la inversión de capital necesaria era demasiado, suponía un riesgo que podría poner en peligro a la propia división de relojería, y por eso de momento no lo van a hacer.
Yo creo que la solución debería ser otra. La solución en Casio debería pasar, ya que están en ello porque además la mayoría de sus modelos ahora son analógicos, debería pasar por adquirir una firma de relojería mecánica, como han hecho otras marcas, japonesas también, adquirir una firma de relojería suiza y comprar calibres de Miyota, de Citizen, montarlos en sus relojes como hacen ahora, con esa nueva firma suiza. Así de simple. Y podrían ofrecer relojes mecánicos.
Ricardo Suárez-. Mateo, ¿pero eso no lo pueden hacer ahora, en estos momentos?
Mateo Salazar-. En el caso de Casio sí que lo pueden hacer perfectamente, pero los japoneses son muy estrictos, no les gustan demasiado los cambios, es algo innato en su forma de pensar. Y ya vemos lo que le costó a Casio entrar en el mundo del smartwatch, y al final tuvo que ceder y entrar. Un paso tan importante como es entrar en el mundo de los calibres mecánicos, que deberían dar, porque si quieren sobrevivir en la relojería deberían darlo, debería ser montar -inicialmente no van a poder montar sus propios calibres, ellos hubieran querido eso, como dice Byron, pero no pueden- y debería pasar por adquirir una firma suiza, una firma muerta o una firma que sea asequible. Además, creo que son buenos tiempos ahora para adquirir firmas suizas, siguen siendo caras pero la relojería en general, mecánica y de todo tipo, está viviendo una crisis ya desde hace años, y son buenos momentos ahora para comprar. Claro que es un riesgo, pero es que Casio se dedica a ello, se dedica a la relojería, de manera que si tu firma, que es de esa temática, no arriesga, pues entonces no puedes evolucionar tampoco.
Ricardo Suárez-. Estamos hablando de evolucionar, correr riesgos, implicarse, de avanzar... Y yo me pregunto: ¿por qué es tan difícil que estas marcas tan grandes de relojería tradicional, las cuales casi siempre mantienen movimientos y calibres antiguos, y los que no los tienen antiguos los venden a terceros e incluso se siguen fabricando licenciados, no lancen más calibres nuevos? ¿Tan difícil es evolucionar en el mundo de la relojería?
Mateo Salazar-. Sí que lanzan calibres nuevos, hace poco Omega presentó uno, si mal no recuerdo. Lo que ocurre es que la industria relojera es una industria que, por su propia esencia, va lentamente, avanza muy pausadamente. Digo por su propia esencia porque desarrollar el calibre de un reloj, su mecanismo, son muchos años los que hay que invertir, incluso hoy en día con todas las herramientas disponibles. No es fácil desarrollar un mecanismo mecánico y de hecho, como bien sabemos todos, se tardó siglos en llegar hasta donde estamos ahora, mientras que la relojería digital, en la relojería de cuarzo, el avance fue de unas pocas décadas, mucho más rápido. Pero en relojería mecánica se tardaron siglos desde los primeros relojes monoagujas en los monasterios, no lo olvidemos, hasta lograr la miniaturización en la muñeca pasó muchísimo tiempo. Y la miniaturización en un reloj de muñeca cuidado, que al principio no estábamos hablando de un reloj como lo son ahora. Porque hay gente que se asusta porque su mecánico tenga una precisión (o sea impreciso) treinta segundos al día, cuando antes eran varios minutos al día. El problema es que varios minutos al día antaño no era importante, la sociedad en las que vivía la gente de estos primeros relojes de bolsillo, y también incluso de pulsera, era una sociedad básicamente rural, en donde los tiempos no se medían a un ritmo tan atroz. Ahora los tiempos nos los miden las máquinas, y las máquinas si algo tienen es precisión, y los relojes están hechos por máquinas, mientras que antes era un experto relojero que con pausa y dedicación iba poco a poco ensamblando piezas hasta formar el mágico logro del reloj.
La relojería mecánica, por tanto, va más acorde con el tiempo natural, no con el tiempo artificial en el que estamos inmersos. Porque ahora mismo, es una paradoja, pero estamos dominados por el tiempo, pero es un tiempo totalmente artificial, creado para unos fines, los de controlarnos. El horario que tienen algunos países, entre ellos España, es un horario totalmente alejado del ritmo natural de la vida, y alejado de la ubicación geográfica donde nos situamos en el planeta.
Como decía al iniciar este programa, el tiempo se basa en nuestra posición en el universo, y en nuestra relación junto con el paso de las estaciones, influenciados por el ritmo del sol. Que parece que es algo muy exacto y estricto, pero año a año se tienen que ajustar los relojes porque el tiempo sideral, el tiempo cósmico, ni siquiera es preciso. De manera que no busquemos precisión de milésimas de segundo, cuando naturalmente la precisión de milésimas de segundo no existe, es una precisión, una idea, artificial, fruto de la tecnología y del afán dominador del hombre, pero que no forma parte del tiempo natural, de los biorritmos del ser humano.
Yo creo que quizá por eso triunfan tanto y la gente les sigue teniendo tanto aprecio a los relojes mecánicos, porque nos hablan y nos recuerdan que el tiempo que nos ponen sobre el papel y el tiempo que nos exigen en nuestras tareas diarias no es el tiempo natural, sino que es un tiempo artificialmente colocado ahí simplemente para dominar. En la revolución industrial cuando solamente podían acceder a relojes mecánicos un número más o menos limitado de personas, y el tiempo de las fábricas lo controlaba el reloj del dueño de esa fábrica, ese reloj lo ajustaba para que "le regalaran" los trabajadores equis minutos al día, y los trabajadores no podían protestar porque no había un tiempo comparativo (aparte que si protestaban, podían quedarse en la calle). Esta "esclavitud" al tiempo sigue existiendo hoy en día, y sigue estando presente hoy día, aunque de otras formas y quizá más solapadamente.
Siempre estamos dominados por el tiempo, y cada vez un tiempo más estricto, ya no se permite a la gente ser imprecisa, pocos tienen el lujo de poder dejar de ser puntuales, porque todo el mundo sabe a día de hoy, bien con su reloj radiocontrolado o con su smartphone, el tiempo real y exacto ajustado casi al milisegundo. Un reloj mecánico te deja, por tanto, un margen de libertad, te permite el error diciéndote que el error es parte también del camino humano y de nuestra evolución, forma parte esencial de nuestra existencia. La perfección no existe en este mundo, en nada.
Antes era algo natural que hubiera una cierta flexibilidad con el tiempo, mientras que las sociedades, cuanto más se industrializan y más avanzan tecnológicamente, más esclavos son del tiempo. Un buen ejemplo es en Japón, en donde los trenes son puntuales al segundo, mientras que en los trenes de pueblo antiguos tenías que ir con varios minutos de adelanto -yo tenía mi reloj varios minutos adelantado- porque cuando llegabas era mejor que esperases cinco, o incluso diez minutos al tren, porque sabías que podía llegar cinco minutos tarde, o incluso cinco minutos temprano. Y por eso los relojes inexactos nos muestran una realidad que existía y que ahora está desapareciendo por esa manía de tener que ser lo más puntuales posible y no tolerar para nada ni estar abiertos a la imprecisión, ni nuestra, ni de los demás.
Antes era normal que si te citabas con una persona, esperase uno por el otro. Hoy si alguien llega un minuto tarde ya nos subimos por las paredes. Se ha perdido una cierta cordialidad en aras de un severo control del tiempo que nos estresa y que a veces no nos beneficia, porque es un tiempo insisto artificial, creado por y para el control más férreo y absoluto posible de nuestros movimientos y de nuestra vida.
Ricardo Suárez-. Byron, ¿es cierto eso? ¿Los relojes de cuarzo nos esclavizan?
Byron Smith-. Los cuarzo, los radiocontrolados, y ahora los relojes con sincronización vía satélite, todos ellos es cierto que colaboran en cierta forma a esclavizarnos, pero también logran que se hagan las tareas de forma más eficiente. Esto evita lo que decía antes Mateo: que por ejemplo nadie te estafe el tiempo, ahora todo el mundo puede conocer la hora exacta al segundo, y gracias a los relojes de cuarzo tienes control sobre ese tiempo y nadie te puede estafar. Y si el tren como decía Mateo llega cinco o diez minutos tarde, hoy vas a saber si efectivamente llega esos minutos tarde, pero si llevas contigo un reloj inexacto siempre tendrás la duda de que puede que tu reloj te esté "engañando". Así que en ese aspecto es una ventaja, no creo que sea una desventaja.
Dicho esto, sí que es cierto que la relojería tiende a una mayor precisión, no está mal, pero también eso hace que veamos las cosas de una manera más estricta. Cuando tienes que acudir a una acto público o tienes una cita, ya pocos dicen aquello de: "es que mi reloj va cinco minutos adelantado", eso ya no se oye y no hay quien lo diga, porque aparte de que nadie te cree, todos saben que existe el smartphone y muchos dispositivos parecidos y que eso ya no es posible.
Ricardo Suárez-. Mateo, ¿y que eso no sea posible no debería por lo menos dar la posibilidad, o la libertad, de ser inexacto porque sí, sin más? ¿Por qué no deberíamos tener también ese privilegio?
Mateo Salazar-. En efecto, tú lo has dicho, tú lo has definido muy bien: privilegio. Eso es un privilegio. El ser inexacto hoy día es un privilegio. La gente lleva relojes mecánicos, pero hay muchos que ni tienen índices, incluso los hay que teniendo calibre y movimiento, no tienen ni manecillas. ¿Por qué? Porque se han convertido en una broma de sí mismos, en un chiste de un reloj de verdad; yo a esto los llamo los relojes broma porque parecen eso: un reloj de broma. Es un chiste de un reloj de verdad, pero que expresa hasta qué punto de locura y despropósito llegamos. Es la realidad de una sociedad en donde el valor del tiempo se ha convertido en un signo no de elegancia y de estatus, porque esto el reloj siempre lo llevó consigo, sino en un signo de una cierta broma, broma con el tiempo, en donde llevas un reloj pero lo que importa son los colores del reloj y ni siquiera que el reloj se vea ni sea útil, llevas un reloj en la muñeca pero lo que importa es el reloj que llevas en el bolsillo con el smartphone o en el ordenador. Por eso triunfan tanto los digitales invertidos, en los que nadie ve la hora pero que a todos les da igual. De manera que se ha convertido en una broma de sí mismo, una sociedad que ridiculiza no el valor del tiempo, pero sí el valor de un reloj, un reloj mecánico que era un objeto que suponía la máxima expresión de la tecnología y del avance humano, y que ahora se ha convertido en un objeto que es eso, una marioneta sin sentido.
Ahora el reloj mecánico tiene demasiado de obra de arte, y muy poco de sentido práctico, cuando antaño era una obra de arte en sí mismo con un aspecto práctico que le era innato. A mí siempre me da una cierta verguenza ajena las páginas, que cada vez abundan más en este mundo de la fatuidad en el que estamos inmersos totalmente, las páginas de tiendas de internet en donde venden falsificaciones que les llaman réplicas, y te venden un reloj que externamente es igual a un Breitling por ejemplo, pero que por dentro lleva un simple cuarzo de Miyota.
La cuestión es que estas páginas tienen mucho éxito, y hay gente que les compra allí, para presumir de un cierto estatus social que no tiene sentido. Cuando los relojes eran un producto muy caro ya existían estas cosas, había gente que simulaba llevar reloj aunque no lo tuviera, o que tenía un reloj que no funcionaba pero que lo portaba consigo solamente por enseñarlo, aunque para mirar la hora tuvieran que girar la vista hacia el campanario de la iglesia.
Byron Smith-. En este sentido la relojería de cuarzo ha venido a paliar un poco todo eso, porque nos ofrece movimientos muy buenos a unos precios al alcance de todos.
Mateo Salazar-. Sí, Byron, pero yo creo que sin embargo se ha despreciado el valor de la relojería tradicional. La relojería tradicional te ofrecía un reloj que había que cuidar con mimo, había que tratar con mimo, y cada vez que lo veías disfrutabas de una obra de arte. Era el arte más cercano que muchas personas tenían consigo. El padre de familia ahorraba durante prácticamente toda su juventud, toda su vida, para obtener el reloj, que después era un bien preciado para toda la familia, porque de esa hora, de la hora del padre, se guiaban todos los miembros de la familia que no tenían reloj: la madre, los hijos -que solían ser hijos numerosos- y todos ellos se guiaban por el reloj mecánico del padre que no solamente ese padre disfrutaba, sino que era un mecanismo de vital importancia para el hogar.
Esto ha desaparecido, ahora de vital importancia es la televisión, son las redes sociales, los smartphones... Todo esto ha tergiversado un poco el valor de la relojería. Yo creo que debemos defender y reconocer los inicios de la relojería más tradicional como una muestra no solamente de orgullo -porque han colaborado muchísimas personas, muchas generaciones a lo largo de los siglos y es un esfuerzo de la humanidad en común: monjes en sus monasterios, sabios de oriente, etc.- y fue un gran paso para el género humano el poder no controlar el tiempo, sino medirlo, que ya es en sí una forma de facilitarnos su control. Esto estaba antes reservado a unos pocos privilegiados, y el que mediante una maquinaria algunos pudieran disponer de una medición del tiempo más o menos exacta a diario era algo impensable hace siglos. La popularización de esta forma de conocimiento antes era inverosímil, y ahora parece que es tan común que no se aprecia. El conocimiento compartido, y además en internet se pone de manifiesto con filosofías como las de código libre, es un bien para todos. Los gobiernos, quienes tienen el poder, cada vez quieren disponer de más control, por eso para ellos que todo el mundo pudiera acceder a un reloj y pudiera saber medir su tiempo era peligroso, como lo es en muchos sistemas totalitarios aún hoy día acceder a internet. El conocimiento para quienes quieren dominar a las personas siempre fue muy peligroso, porque le da al pueblo libertad y le da oportunidades, y quien quiere tener esclavos a sus pies esa libertad y esas oportunidades intentan que no alcancen a todos, sino solo "a su casta", a su estirpe y a los que ostentan el poder como ellos.
Por lo tanto este compartir conocimientos es algo que el reloj lo lleva en su esencia: cualquiera que abra un reloj ve su maquinaria, puede copiarla, puede mejorarla, puede aprender de ella simplemente usando "ingeniería inversa", es conocimiento libre en estado puro, muy lejos de tantas cláusulas de confidencialidad y secretismos que nos imponen ahora. El reloj mecánico hizo posible el acceso a tecnología a todo el mundo, y sin el reloj muchos de los progresos de la sociedad no podrían haberse dado, de hecho poder tener un reloj para tus negocios, poder organizarte y estructurar mejor tu tiempo te permitía saber obtener un mayor aprovechamiento de tu tiempo y ese tiempo poder reservártelo también para ti, para disfrutar y crecer como persona. Antes el concepto de "tiempo libre" no existía. Yo creo que eso hay que reconocérselo a la relojería mecánica y por desgracia ahora las nuevas generaciones están perdiendo ese horizonte y hay que recordárselo.
Ricardo Suárez-. Y para eso sirven programas como éste, ¿no?, de "Marcando el tiempo", para recordarlo. Byron, te tenemos aquí como un gran conocedor de la relojería de cuarzo, y defensor de la gama de relojes de Casio, ¿podríamos considerarlos "el siguiente paso lógico" en la relojería, gracias a que es una marca en donde siempre han ofrecido relojes muy atractivos, a unos precios al alcance de todo el mundo?
Byron Smith-. Y precisamente por eso, por lo que dices, por ser Casio una de las firmas que más ha aportado -solo hay que ver el éxito del F-91- a esa difusión del reloj y de la disponibilidad del tiempo para todos (yo recuerdo cuando no podía comprar ni siquiera un reloj, sí que podía comprarme un F-91 y no otras marcas), y mucha gente con pocos recursos que estaba a mi alrededor, los únicos relojes que tenían a mano (no existía Internet para hacer "pujas" ni historias de estas) muchos de los relojes que tenían más a mano eran de Casio. Y esto hay que reconocérselo, el gran aporte que ofrecía Casio en sus tiempos.
Esto ya no es así porque ahora hay competidores con precios tirados por todos lados, pero precisamente por eso yo creo que Casio debería entrar ya en el mundo de la relojería mecánica. Uno de los pasos que deberían dar desde Japón en Casio es quitarse ya de en medio todos los fantasmas y lanzar de una vez un Marlin decente, un Marlin con módulo digital y caja de metal a un precio rompedor, dentro de Collection. Lo deben hacer porque pueden hacerlo perfectamente, incluso con un cristal de zafiro y una caja de titanio pueden venderlo fácilmente por poco más de cien euros, por poquísimo más, y aún así obtener beneficios. Y que se dejen de lanzar odas al viento, que hagan de verdad lo que pueden hacer, lo que todos sabemos que pueden hacer.
Y el segundo paso que deberían dar en Casio ya de una vez también, es meterse de lleno en el mundo de los relojes mecánicos. Que adquieran una firma, y que empiecen a ensamblar relojes mecánicos porque cuanto más tarde lo hagan peor será para ellos, más les costará, más tiempo tendrán que dedicarle a difundirlo, y peor será en todos los sentidos.
O eso, o a no ser que quieran retirarse de la relojería, que yo creo que como los números no les obliguen no se retirarán (me refiero a que no les obliguen las ventas, que puede ser que sí). Hace falta que algunos de sus inversores y sus ejecutivos pongan de una vez por todas los pies en el suelo, y que digan: "bueno, vamos a apostar de verdad por Casio, y vamos a llevar a Casio a otro nivel, al nivel donde de verdad tiene que estar", porque sí, en Oceanus tienen muy buenos relojes y muy buena tecnología, en G-Shock también, en Edifice también, en Sheen también, pero Pro Trek cada vez se está devaluando más, Collection cada vez se está volviendo más elitista con relojes a 70 y 80 euros que eso era impensable antes, esos eran otras gamas, no eran las gamas de Collection..., lo están mezclando todo, se están metiendo en una especie de tinglado en sus gamas de relojes que van a hacer que los clientes se pierdan y todo el mundo se pierda, y ellos salgan perjudicados. Que entren de una vez en la relojería mecánica, que comiencen a competir en serio con Citizen y con Seiko (incluso con sus mismas maquinarias de Miyota y Epson), y que después ya más adelante, puedan dar el paso a producir sus propios calibres, si es que antes no quiebra la relojería al completo, que tal como está el panorama pues podría darse.
Ricardo Suárez-. Para finalizar, ya que habláis de ello muchas veces: ¿llegará ese punto en donde quiebre la relojería, es cierto, Mateo?
Mateo Salazar-. No, no creo que quiebre, pero sí que las van a pasar duras, y está el panorama muy difícil desde hace bastantes años. No creo que quiebre, siempre vamos a necesitar un reloj, y creo que además siempre vamos a necesitar un reloj y en la muñeca. Tal vez sea con GPS, pero seguirá habiendo relojes. A mí no me gustan nada las "banderolas" estas que se ponen las muñecas, que te informan de las calorías que quemas, las horas que pasas en la oficina, las horas que duermes, las horas que te pasas en el baño... Es como estar esposado a un agente de la ley. El siguiente paso será que incorporen cámara y que desde los centros de inteligencia de las policías vean tus movimientos, qué haces y a dónde vas. De hecho ya lo hacen con los GPS.
Es ahí hacia donde vamos, y es ahí hacia donde la relojería puede que evolucione y acaben los consumidores con ese tipo de artilugios en sus muñecas, y encima muchos los llevarán todos contentos y felices, y hasta pagarán dinero por ello. Allá ellos, será su problema, yo seguiré usando un reloj tradicional y defenderé la relojería más clásica teniendo ese tiempo que a veces puede que no sea todo lo exacto, pero en lo personal lo prefiero a todo ese tipo de artilugios.
No es que yo esté en contra de esos aparatos por sistema, creo que cada cosa tiene su sitio y su lugar, y creo que en ciertos momentos pueden ser útiles para ciertos tipos de personas que puntualmente tienen que controlar las calorías que consumen, o mientras hacen ejercicio, les puede servir. Pero para el día a día un reloj mecánico, un automático o de remonte manual, con la belleza de su movimiento a engranajes sin que nada se conecte a él y sin que tengas que estar pendiente de configuraciones raras, manuales ni historias, una relación directa de tú a tú, casi de íntima relación con la máquina, es algo que espero que no se pierda porque entonces desaparecería uno de los valores que ha dado a la evolución tecnológica las alas, las alas con las que ahora volamos y de las que tantos presumen, pues todo eso partió de lo mecánico, no partió de lo digital ni de lo electrónico, partió de lo mecánico.
Ricardo Suárez-. Byron, ¿lo mecánico prevalecerá sobre lo tecnológico? Obviamente no creo, ¿no?
Byron Smith-. La mecánica también es tecnología. Por supuesto ahora se tiende a diferenciar porque si hablamos de tecnología tendemos a pensar solo en electrónica, y en ese sentido no, a no ser que haya un cataclismo o un arma tecnológica que está en desarrollo, además, que llevan años equipos de investigación intentando desarrollarla, un arma tecnológica o bien incluso un fenómeno natural, como las manchas solares de las que no hace tanto se hablaba, en donde con un impulso electromagnético fuerte y entonces sí, todo este entramado tecnológico que hemos ido levantando a nuestro alrededor se quede en nada. Si esto ocurriera solamente funcionaría lo mecánico, vehículos mecánicos, relojes mecánicos, y hasta para lo más elemental como afeitarnos necesitarías maquinillas clásicas en lugar de las afeitadoras.
Se hundiría la sociedad occidental, o buena parte de ella, pero hay que tener en cuenta que sin llegar a ese extremo hay sociedades que gracias a ello siguen sobreviviendo, no solo fuera de Occidente, incluso núcleos de pobreza y marginación en Occidente en donde no es fácil acceder a la electricidad. En cierta forma muchos de nosotros somos privilegiados, porque hay muchas personas que no pueden siquiera recargar su teléfono móvil, de manera que cuidado, porque muchos están viviendo en un sueño, creyendo falsamente que lo que sale por la televisión y lo que viven es la realidad, cuando eso no es la realidad, hay muchos millones de personas que incluso no pueden acceder siquiera al agua potable. En esos sitios un reloj robusto y fiable, un reloj de pila de diez años de duración, no mencionemos siquiera los mecánicos, y que Mateo me perdone porque los mecánicos no pueden llegar a ofrecer esa tecnología, pero un reloj digital que funcione por recarga solar y que te permita mucha autonomía es un alivio para ese tipo de personas y para esa gente.
Obviamente sin olvidar los relojes mecánicos, que también tienen una presencia destacable en esas sociedades, tanto es así que en países como India o Rusia sus gobiernos, hace no tanto, subvencionaban a empresas estatales para que fabricaran mecánicos robustos y duraderos. Lo de precisos se lo dejamos a los sibaritas, con que fueran fiables, medianamente fiables, y duraderos, ya era suficiente. Así podían ofrecer esos útiles relojes a la población, muchos con calibres muy probados, que por desgracia ya no se fabrican, de los años sesenta y setenta, en donde la precisión era importante pero, como digo, estaba en un segundo plano -esto no quita para que no fueran bastante precisos-, y en un primer plano estaba la fiabilidad y durabilidad del calibre.
Relojes robustos mecánicos de ese tipo es lo que necesitamos, y relojes robustos y duraderos, con muchos años de autonomía, es también lo que necesitamos en cuarzos. Pero eso no le interesa a la sociedad occidental y a la industria occidental porque eso choca directamente con el afán del consumismo y el tener que tirar un producto lo más pronto posible para adquirir otro. De manera que un reloj de diez mil dólares mecánico está bien, pero hay que saber cuidarlo, y sus revisiones son muy caras. Irnos de estos extremos en los que estamos ahora metidos en el mercado de la relojería es algo que es muy peligroso, y es algo que por desgracia cada vez se está viendo más. De manera que la relojería de cuarzo tiene mucho que decir, pero cada vez más nos quieren hacer depender de otro tipo de tecnologías, de tecnologías conectadas, de tecnologías que necesitan recargas constantes... Que no es que no me vaya a mí, sino que creo que eso no le va a nadie, no le debe interesar a nadie, nada más que en algo muy puntual. Creo que debemos ver a esos artilugios no como un reloj, sino más bien como objetos para un uso en particular. Cuando necesitas escribir una carta, coges un bolígrafo, y cuando necesitas hacer una llamada, pues coges un teléfono. Por lo tanto cuando necesitas correr o hacer ejercicio, coges y usas un artilugio de esos, pero aunque tenga reloj creo que no es su fin. Es cierto que el smartphone ha querido unificarlo todo, y ha amenazado muchos campos: la fotografía es uno de ellos, los magnetófonos... Etc., es ese "gran aparato" sin el cual parece que no se puede vivir, pero con el smartphone estás dando tus derechos, tu vida, tus libertades y tu privacidad, tu intimidad, a dos compañías (aunque en el mercado haya muchos modelos y marcas de distintos fabricantes), a dos compañías estadounidenses: iOS de Apple, y Android de Google. Muy peligroso hacer eso, recordemos lo que ocurrió no hace mucho con el FBI para acceder a los datos de un iPhone. Es dejarlo en manos de los estadounidenses, mientras que con un dispositivo que haga una cosa, pero que la haga más o menos bien y que sea confiable y sobre todo fiable, te da una libertad que te permite dedicarte y centrarte en eso, no diluirte y desviar tu atención hacia otras cosas.
A mí iOS y Android me dan un poco de pánico porque no quiero que mi información vaya toda a un país, y sobre todo a un gobierno y a una sociedad tan egocentrista y capitalista, y que aún siendo muy poderosa es también muy egoista, todo para ellos se mueve en torno al dinero, y que aún en muchos de sus Estados hay la pena de muerte, no lo olvidemos (no quiero mezclar política con esto, pero es la pura realidad), me da bastante miedo que toda mi información vaya hacia ellos, que idolatran tanto el vil metal. Con un reloj digital clásico de cuarzo o un mecánico eso cambia, eres tú y el reloj, nada más, ni sus satélites, ni sus inventos, ni sus historias.
Ricardo Suárez-. Hemos hablado de mucho y creo que facilitado muchas claves sobre el tema que abría este espacio de "Marcando el tiempo", muchísimas gracias Byron Smith por acompañarnos en esta ocasión, aquí en VAV Radio, y muchas gracias también a ti, Mateo, por estar una vez más con nosotros. Hasta el próximo programa, en donde hablaremos, por supuesto, de relojería.
| Redacción: ZonaCasio.com / ZonaCasio.blogspot.com
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